martes, 8 de mayo de 2007

Vive


Una forma de sentirme vivo en los últimos seis años ha sido asistir a conciertos de forma regular, desde bandas consideradas como mis favoritas hasta simplemente escuchar alguna nueva propuesta en algún bar de esta ciudad o en algún festival que por cierto se han vuelto muy famosos. El envolverte entre los sonidos, el cantar una canción, el permitir que el stress acumulado de miles de cosas que suceden en nuestras vidas se escape sin barrera alguna separándose por un momento de nuestra mente y nuestro cuerpo, me parece el mayor refugio que una persona puede permitirse conocer y repetir constantemente en su vida.

Paradojicamente nunca había asistido a un Vive Latino, motivos, generalmente los de siempre trabajo, ocupaciones, y el strees mencionado lineas arriba. Por lo que este año rompí con esa maldita tradición que me acompañaba en dicho evento y la verdad valió la pena.

Siendo Gustavo Cerati mi principal exponente en música Latinoamericana en el evento, (esperando no herir susceptibilidades y mucho menos entrar en debate sobre el tema o no por lo menos en este escrito, prometo que lo discutiremos), fue para mi el momento de mayor elevación en el evento, cada salto, cada grito, cada canción en verdad me hacia sentir vivo. Sin dejar de pensar que en cualquier momento pudiera darse el reencuentro de la banda Argentina Soda Stereo, al escuchar Juegos de Seducción y Té para tres esta idea parecía hacer realidad el deseo de muchos de los que estábamos allí.

Lamentablemente no fue así, pero la comunión que existe con Cerati es mucho más grande de lo que imaginé, la energía, fuerza, presencia, personalidad e historia que conforma al Rockero Argentino, permite encontrar un estilo que más allá de gustos es algo que marca una linea entre los rockeros latinoamericanos.

Pero para rockear, saltar y bailar hubo muchas más opciones, La Cuca, Rata Blanca, Flavio Mandinga Project, Los Bunkers, El Tri, Fobia, Volovan, The Magic Numbers, Porter, Los amigos invisibles, Desorden Público, La tremenda, Café Tacuba y más banditas que no alcance a ver ni a escuchar.

Fue excelente recordar y gozar de esos "círculos de paz" de los que tanto presumía Roco (Vocal de la Maldita Vecindad y los hijos del Quinto Patio), cada vez que en algún toquin se armaba la batalla del slam, con canciones como El circo, Solin, Un poco de sangre, o Pachuco.

El Vive Latino permite recuperar algo de esos toquines, aún a pesar de una transformación que necesariamente sufre el rock con nuevas propuestas, no podemos olvidar que la función social que la música debe cumplir necesariamente es la de permitirnos trasladar nuestras realidades a la música y viceversa, así como llenar ese hueco enorme que algunos medios de comunicación y la actividad de la vida diaria no llenan.

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